Muchas personas me preguntan si pueden incluir frutos secos en su dieta preocupados por la idea de que “engordan” o tienen mucha grasa. ¿Qué hay de cierto en esto?.
Es verdad que los frutos secos son alimentos que aportan una cantidad significativa de grasa (entre 40g/60g por 100g de alimento), lo que los convierte en alimentos altos en calorías.
A pesar de ello, los estudios nos demuestran que la ingesta de frutos secos no está relacionada con un aumento de peso, de hecho, los frutos secos están presentes en dietas de pérdida de peso.
Entonces, ¿cómo se explica que siendo alimentos altos en calorías no se relacionen con un aumento de peso?
Hay varias razones para explicar esto:
El cuerpo no es capaz de absorber toda la energía de los frutos secos.
Esto se ha atribuido a la dificultad de digerir las paredes de los frutos secos en el tracto gastrointestinal.
Al no digerir el alimento en su totalidad, una gran parte de su energía es expulsada por las heces. Curiosamente, la cantidad de energía excretada es inversamente proporcional al tiempo de masticación de los frutos secos, lo que quiere decir que cuanto más mastiquemos el fruto seco, más fácil le resultará a nuestro cuerpo digerirlo y absorberlo.
Nos ayudan a controlar el hambre.
Al ser alimentos tan ricos en grasa y fibra tienen una alta capacidad saciante.
De hecho, la grasa de los frutos secos provoca un aumento de la concentración en sangre de varias hormonas saciantes.
Esto es una buena noticia, ya que controlar el apetito es un factor clave para no picotear entre horas. Por tanto, sustituir un picoteo de snacks por frutos secos te ayudará a regular mejor el hambre.
Ya lo veis, ni todas las calorías son iguales, ni nos afectan por igual, así que no les deis más importancia de la que tienen e ¡incluíd frutos secos en vuestras recetas!
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